Pierre-Auguste Renoir
(1845-1919)
Auguste Renoir, el más parisino de los pintores impresionistas, a sus 13 años se instala en París junto a sus padres y sus seis hermanos. Entró a trabajar como aprendiz de pintor y decorador de porcelana en el obrador de los Levy. Manejar el pincel fue su mayor talento.
En este periodo el artista guardó un vivo interés por los oficios artesanales y la decoración. En 1861, conoce a Èmile Laporte en la escuela de dibujo, quien lo llevó al taller de pintura Charles Gleyre.
Renoir, quedó más marcado por las amistades que por la enseñanza de su profesor, pues, en casa de Gleyre conoció a Monet, Sisley y Bazille (también artistas del pincel); quienes sentían desprecio por la pintura oficial. Entre sus ídolos podemos encontrar a Delacroix y Manet.
Fue aceptado en la Escuela de Bellas Artes. Vivió un período difícil, ya que no tenía dinero para comprar sus colores, a diferencia de sus colegas, y sin embargo, creía que una “obra de arte debe cautivarte, envolverte, arrastrarte. Es el medio por el que el artista transmite sus pasiones, es la corriente que emite la que te arrastra.” (Pierre-Auguste Renoir (1845-1919))
A finales del siglo, su cotización, como la de Monet, no deja de aumentar. El éxito de Renoir traspasó las fronteras. Expuso en Estados Unidos, Alemania y Rusia. Para 1900, la Exposición Universal reconoce el impresionismo: once cuadros representan a Renoir en la Centenale.
El artista quedó confinado a un sillón (1910), con los dedos retorcidos por el reumatismo, pero luchaba por pintar. Completamente impedido, tiene que alquilar un piso en Niza para disponer de un taller accesible. Su éxito es internacional.
Al amanecer del 2 de diciembre de 1919, pide sus pinceles para pintar un ramillete de flores. Una vez concluida su obra, murmura: – Creo que empiezo a vislumbrar algo.- Unas pocas horas más tarde falleció en Les Collettes, a los 78 años de edad.
Sus lienzos se iluminan gozantes de júbilo resaltando el rojo, naranja y azul. Auguste; muestra la frescura de la juventud y las formas femeninas en sus obras.
Tras una vida consagrada al arte, Renoir a pesar de su ánimo depresivo, solo tuvo un deseo: llenar sus cuadros de alegría.
“Para un cuadro debe ser algo amable, alegre y hermoso, sí, hermoso. Ya hay demasiadas cosas desagradables en la vida como para que nos inventemos todavía más.”
Pierre-Auguste Renoir (1845-1919)
Jean – Frèdèric Bazille
Retrato de Renoir (1867)
Óleo sobre lienzo.
Pierre- Auguste Renoir
Baile del Moulin de la Galette (1876)
Òleo sobre lienzo.
El almuerzo de los remeros (1880-1881).
Óleo sobre lienzo.
Pierre-Auguste Renoir
En verano (1868)
Óleo sobre lienzo.
Pierre-Auguste Renoir
El columpio (1876)
Óleo sobre lienzo.
Pierre-Auguste Renoir
Los paraguas ( 1881 – 1886)
Óleo sobre lienzo.
Pierre-Aguste Renoir
Dos chicas al piano (1892)
Óleo sobre lienzo.
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